El circuito urbano de Singapur era nuevo en el Mundial, no se había corrido nunca oficialmente y las previsiones eran que el piloto importaba más que la potencia de motor. Con estos datos quedaba claro que un piloto de la calidad de Alonso era uno de los principales favoritos. A eso podemos sumar el gran chasis de Renault, uno de los mejores de la parrilla, que, corriendo en un circuito tan bacheado, sin largas rectas, con curvas rápidas, chicanes y pianos por doquier podía estar luchando por la victoria con los mejores. Por tanto las esperanzas del español eran altas.
Desgraciadamente, la bomba de gasolina le aguó el sueño y el de Renault imploró a un milagro para luchar por los primeros puestos. Y el milagro llegó. A causa del accidente de su compañero Nelson Piquet apareció el Safety Car, justo después de que Alonso repostara. De esta manera todos tuvieron que parar a reponer combustible y el español pudo remontar puestos para liderar la carrera hasta el final. Un merecida victoria y todo un año de sufrimiento.
Una victoria afortunada pero que, ante el caos asboluto de Ferrari en la carrera, les deja un mensaje claro: el mejor piloto debe estar en el mejor equipo. Y Raikkonen y Massa no muestran la solidez suficiente para llevar las balas rojas a la victoria. Veremos qué pasa con el interés de Telefónica en que Alonso fiche por Ferrari cuanto antes. Si la escudería italiana quiere ganar el Mundial solo le queda una carta que jugar, una carta ganadora: FERNANDO ALONSO.
2 comentarios:
No entiendo mucho de F1 ( por no decir nada ), pero creo que Alonso no ganó la carrera por ser mejor o peor piloto, sino pq tuvo la suerte de que cuando salió el safety car él estaba detrás de él, ¿no?
Ganó Alonso porque en circuitos urbanos, su cuello ejecuta el efecto tubera y ofrece mayor tracción y puede llevar menos alerón trasero. No hay otra explicación posible.
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